El fin primario del Cabildo de Canónigos es ofrecer a Dios, en la Catedral, un culto solemne, representando a la Iglesia en el cumplimiento del precepto de la oración. El Cabildo realiza sus cometidos en comunión y cooperación con el Arzobispo, pastor supremo de la Archidiócesis. El Cabildo organiza el culto de la Catedral, y el Arzobispo preside los actos litúrgicos más solemnes. Cuando el Arzobispo acude a la Catedral para oficiar un acto es recibido a la entrada por el Cabildo. Normalmente, el Arzobispo de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz se dirige andando, en ocasiones acompañado de su Secretario particular, desde el arzobispado, a la Catedral de Badajoz, entrando por la puerta principal, la del Perdón, donde le reciben los Canónigos. En esta ocasión, día lluvioso, realiza D. Santiago García Aracil el trayecto en coche, acompañado por el Delegado de Protocolo, el seglar D. Felipe Benicio Albarrán Vargas-Zúñiga, y por el Deán de la Catedral y Vicario General, D. Sebastián González González, que entran por la puerta del Cordero, próxima al Ayuntamiento de Badajoz y a la estatua del divino Morales que parece mirar el protocolario acto de entrada para posteriormente perpetuarlo en un lienzo. El Arzobispo es recibido por los Canónigos D. Pedro Losada, Maestro de Ceremonias, D. Julián García Franganillo, Defensor del Vínculo y Promotor de Justicia, que le ofrece la cruz y D. Teodoro Agustín López López, Archivero, que le ofrece hisopo.
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