lunes, 9 de mayo de 2011

Cristo de la Misericordia de Valverde de Leganés

Nuestra identidad, personal o comunal, la basamos en aspectos que nos singularizan, aspectos que permiten reconocernos desde fuera, aspectos que ayudan al discernimiento, a percibir la diferencia. En esa búsqueda de nuestra propia identidad que nos da seguridad, seguridad de pertenencia, hoy en día, una misma persona puede tener múltiples identidades, e incluso éstas, en la actualidad pueden fundamentarse en imperfecciones, que serán motivo no de turbación, sino de orgullo, siempre y cuando contribuyan a lo idiosincrásico y sirva de aglutinante para el grupo partícipe de tal o cual irregularidad. También, un hecho o acontecimiento singular, algo que se tiene como propio y de lo que los demás carecen, se convierte en símbolo de identidad, en icono o imagen de determinado grupo o localidad.




La localidad de Valverde de Leganés (Badajoz) cuenta con dos iconos que lo representan y que a su vez son epicentro de la vida espiritual del pueblo, reflejo de su piedad más profunda y manifestación de la religiosidad popular.

La Iglesia parroquial de San Bartolomé fue proyectada en el primer tercio del siglo XVI para ser una construcción de grandes proporciones, con planta de cruz latina y bóveda de crucería; pero la obra no se terminó como fue concebida, sino de forma más sencilla, aprovechándose como nave principal lo que iba a ser uno de los brazos de la cruz latina. Esta circunstancia histórica determina la peculiaridad del templo, cuyo aspecto a medio construir le confiere singular atractivo.





Tal vez para ese proyectado templo de grandes proporciones se encargó a Méjico un peculiar Cristo, de proporciones mayor al natural y con cabeza y brazos desproporcionados, con el fin de ser visto desde abajo, de tal manera que la perspectiva corrija el escorzo, y así las proporciones nos resulten armoniosas. O tal vez el fin del encargo de la singular cruz se debió para su uso devocional, en aquella época soportada por un único hermano, y es que la distingue su ligereza, al ser realizada con pasta de caña de maíz. Actualmente descansa en Iglesia Parroquial a la espera de que se arregle su ermita.


El Santísimo Cristo de la Misericordia, representado ya muerto, con los ojos cerrados y con ligero color cianótico, (cuya fiesta se celebra el 14 de septiembre, día de la Exaltación de la Santa Cruz), que ha llegado hasta nuestro días después de 400 años, gracias a la devoción ininterrumpida que por Él siente el pueblo de Valverde de Leganés, ha resultado ser una joya del arte novohispano del siglo XVI, fruto del sincretismo de la iconografía religiosa tardomedieval europea y las técnicas y materiales prehispánicas, así como de su imaginario, ya que teniendo la creencia de que Dios debía tener la piel blanca, así lo representaban, aunque no es así como después de cuatro siglos ha llegado hasta nuestros días. Una estupenda obra de investigación y restauración devuelve a Valverde el Cristo de la devoción pero también nos descubre la obra de arte, abriendo camino a la investigación de esa parte de nuestra historia. Gracias a los hermanos de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia de Valverde de Leganés por sus desvelos.

http://www.esteticas.unam.mx/exposiciones/imagen_recuperada

viernes, 6 de mayo de 2011

Bicentenario de La Batalla de La Albuera

Desde aquel 16 de mayo de 1811, cuando cuatro naciones, enfrentadas en dos bandos, se dieron cita entre los arroyos Chicapierna y Nogales, en aquel campo que Lord Byron calificó con el oxímoron glorioso/triste (“oh Albuera, glorius field of grief” - “oh Albuera, glorioso campo de aflicción”), desde aquel 16 de mayo, como digo, durante 200 años, se ha ido construyendo un entramado de celebraciones y conmemoraciones que a lo largo del tiempo ha ido cambiando de significado pero que constituye hoy en día un patrimonio cultural inmaterial, un patrimonio vivo que confiere a los actuales habitantes de La Albuera, como depositarios del mismo, un sentimiento de identidad y continuidad, puesto que se han apropiado de dicho patrimonio y lo re-crean constantemente en una batalla festiva, con una gran variedad de actos.




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