viernes, 24 de diciembre de 2010

Per non dormire



Mis pensamientos sobre el final del Adviento y el comienzo de la Navidad confluyen en la Basílica de la Santísima Trinidad de Florencia:

La recomendación de Adviento, “estad vigilantes” me recuerda el lema de la familia de mercaderes florentina Bartolini Salimbeni, “Per non dormire”. Sergio, nuestro amigo y guía de anécdotas en Florencia nos cuenta la antigua recomendación a los mercadres que, llegados a Florencia dormían tan profundamente que a la mañana siguiente no llegaban a tiempo para vender sus productos en el mercado. Sin embargo, los Bartolini Salimbeni sacrificaban hasta el sueño en pro de sus compromisos. Menos digna para la familia es la leyenda que narra que un miembro de la casa consiguió hacer fortuna gracias a la estratagema de administrar somníferos al resto de mercaderes invitados a una fiesta a fin de que no llegaran a tiempo a las subastas del mercado.

Anunciación y Encarnación están íntimamente unidas. Precisamente, en la capilla Bartolini Salimbeni de la Santísima Trinidad, podemos admirar el espléndido retablo, La Anunciación (1420-1425), del pintor gótico toscano, Lorenzo de Mónaco (seguramente maestro de Fra Angelico).

Por no dormir, gracias a su vigilia, los pastores de Belén tuvieron la gran oportunidad de adorar y ver a Dios hecho Niño, a Dios Encarnado. No puedo elegir mejor imagen para ilustrar esta entrada dedicada a la Navidad que la tabla, obra maestra de la escuela florentina, La Adoración de los Pastores de Ghirlandaio, pues aún recuerdo el impacto emocional que me produjo verla relucir en la penunbra de la capilla Sassetti de la Iglesia de la Santísima Trinidad. Pintada en 1485, en un Renacimiento temprano, lleno de arqueología clásica como el arco del triunfo o el sarcófago que hace las veces de pesebre, destaca el realismo de los pastores, de inspiración flamenca, pero consevando aún el espíritu gótico. Si la pintura flamenca diviniza la humanidad de Cristo, la italiana humaniza la divinidad, haciendo que lo profano invada las historias religiosas.

Es es misterio del Dios que se hace Hombre.


lunes, 29 de noviembre de 2010

Bodegón de otoño

La fertilidad y el vigor del verano dan paso a la muerte de la cosecha y al declive del sol. El otoño es símbolo del ocaso de la vida. También lo es de introspección, de recogimiento y de intimidad, de vida hogareña… Es época propicia para las actividades dentro del hogar como la fotografía en casa, por ejemplo componiendo sencillos bodegones. En un bodegón de otoño no puede faltar una de las frutas más representativas de este tiempo, la granada. Es una fruta atractiva, hermosa y con encanto por fuera y a la vez sorprendente por dentro. Al igual que la estación que la ve nacer también tiene un significado funerario, tal vez por la facilidad para sangrar. Pero la función simbólica es en el hombre lugar de reunión de contrarios. El símbolo es unificador de oposiciones. Los contrarios están armoniosamente unidos en el símbolo. Y así, la granada es también símbolo (quizás por la multiplicidad de granos) de fecundidad y resurrección, como el otoño es época de espera y esperanza, de preparación para el nacimiento de la luz y de la vida.

Es la granada olorosa

un cielo cristalizado.

(Cada grano es una estrella,

cada velo es un ocaso.)

De “Canción Oriental” Federico García Lorca, 1920

lunes, 22 de noviembre de 2010

Plaza Chica de Zafra



El castizo adjetivo Chica da nombre a esta coqueta plaza porticada de sabor mudéjar, que otrora fuera centro de la villa medieval, plaza del concejo y del mercado. El bullicio del mercado medieval se siente en nuestra imaginación al pasear por la silenciosa y áurea plaza en el atardecer de un día de otoño y a avivar nuestra fantasía contribuyen el contemplar la vara de Zafra a lo largo de una de las columnas de la plaza o el cuarto del almotacén, a quién imaginamos comprobando las pesas y medidas así como exigiendo los derechos de su trabajo. La plaza se me presenta como foro de relaciones personales, mercantiles y sociales, lugar de encuentro y espacio para acontecimientos de todo tipo, llena de vida y vidas que ya no son sino solamente en las historias con minúsculas que nos llegan disfrazadas de leyendas. A la memoria me acude la del Mercader de Zafra, recogida por Bonifacio Gil en su cancionero como Romance de Leonarda.



A mi padre, don Antonio, y a mi madre, doña Juana,

y, por gustos de padrino, a mí me llaman Leonarda.

He llegado a quince años con regalo de mi casa;

dispusieron de casarme con un mercader de Zafra,

y yo los he respondido que no me traten de nada,

que soy muy pequeña y niña, muy pequeñita y muchacha,

y tengo mis ojos puestos y entregadita mi alma

en el más bizarro mozo que pasea la Atalaya;

toda la noche le tengo centinela a mi ventana.

El mercader, que lo supo, salió una noche de Zafra

para matar a mi amor, según la intención llevaba,

y yo, como leona herida, y yo, como leona brava,

me puse un vestido de hombre, un ceñidor con dos bandas,

con mi caballo ligero me eché por la puerta falsa.

Él corría a rienda suelta, él corría que volaba,

y dí vuelta a la ciudad y no pude encontrar nada;

al fin le vine a encontrar a la puerta de mi casa.

Le tiré un carabinazo, que a Dios entregó su alma.

Desde allí me fui a Llerena, sin reconocer ventaja;

allí me puse a servir con don Pedro Nieto Llama,

para comprar y vender todo lo que me entregaba.

Al punto me hizo un vestido de damasco de Granada,

que todas cuantas me veían quedan de mí enamoradas,

hasta la propia señora de mí queda enamorada.

Estando un día de siesta recogidita en mi cama,

vide en mi sala una sombra que para mí se acercaba.

La enseñé mi pecho blanco, que al verle se embelesaba;

se me ponen las mejilla[s] como rosas encarnada[s].

Con la soga de un caldero me eché por una ventana.

De allí me fui a Badajoz, sin reconocer ventaja,

y cogí catorce ingleses que de mí se embelesaban.

De que me ven tan valiente, por capitán me nombraban.

Ya camina el regimiento, ya camina para Zafra,

para ver los míos padres, que es cosa muy deseada.

He pedido alojamiento, de alojamiento en mi casa.

Estando un día comiendo, la patrona me miraba:

--¿Qué me mira usted, patrona, qué me mira usté a la cara?

--¿Qué quiere usted que le mire, que le mire yo a la cara?,

que esos dos hermosos ojos son de mi hija Leonarda.

--Esa mujer que usted dice en Badajo[z] fue nombrada.--

Se cayó la madre al suelo de triste y desconsolada.

--Levante, la madre mía, levante, la madre amada,

dígame, ¿don Alonso, don Alonso dónde para?

--Don Alonso se metió predicador en la Mata.

--Siete años serví al rey, siete sin ser en campaña,

siete me he de meter monja al convento Santa Clara.

--¡Oh, quién lo hubiera sabido que eras tan linda muchacha!

No te hubieras tú venido con tanta honra a mi casa.--

Ya camina el regimiento, caminan para llevarla

a meterla en un convento. Tiran tiros y descargan.






miércoles, 3 de noviembre de 2010

Dólmenes en Extremadura: culto funerario en el IV milenio A. C. y otros significados


En el área atlántica-portuguesa, en el oeste peninsular, se implanta a partir del IV milenio antes de Cristo un modelo de sepultura dolménica individual que con el paso del tiempo va dando cabida a un mayor número de individuos, por lo que se le incorpora una vía permanente de acceso, el corredor. A esta tipología, que se introduce a mediados del IV milenio, en la transición del Neolítico al Calcolítico, corresponden los dólmenes de la Aceña de la Borrega (Valencia de Alcántara): Mellizo o Anta de la Marquesa y Cajirón II. El primero con ocho ortostatos de granito y el segundo con siete, ambos con corredor, conservando la cubierta.

Múltiples son los significados de los megalitos que nos hablan de la forma de vivir, sentir y pensar de los hombres en sociedad de aquella época, pero la primera interpretación que se debe destacar es la religiosa. El hecho de que este tipo de construcciones se repitan con regularidad en distintos y distantes lugares nos hace pensar en la expansión de una nueva religiosidad procedente del Mediterráneo Oriental, e incluso de un sacerdocio profesional que es acogido por las poblaciones locales que ya tenían una visión trascendente pero que aceptan un nuevo sistema funerario.

Son tumbas dedicadas a los muertos, pero con la intención de fijar la atención de los vivos, y que tienen el propósito de marcar el territorio: la presión demográfica debido al incremento de la población provocará que estos grupos autóctonos, de vida seminómada con hábitat de escasa calidad, dedicados al pastoreo, evolucionen a la sedentarización, estando cada vez más apegado a la tierra, afianzándose la agricultura. La división territorial tendrá una expresión simbólica sobre el terreno. Terreno que el grupo ha heredado de sus ancestros con los que establece firmes lazos mediante tumbas monumentales.

Este tipo de construcciones requiere la formación de grandes grupos de trabajo, necesarios también para el ciclo anual de la producción agrícola, produciéndose una nueva reorganización social, por lo que tienen una función integradora y de cohesión social mediante la reunión en las tumbas, con actividades rituales de gran complejidad, siendo un foco de vida religiosa y social de la comunidad; también son marcos simbólicos de la formalización de instituciones pantribales (grupos mayores de parentesco o linaje) y de relaciones intertribales.

Al observar un dolmen hemos verlo como un hecho social total, que nos habla de la forma de actuar, pensar y sentir de aquel hombre en aquella sociedad, de la conciencia colectiva de aquella comunidad que se materializa en ese elemento cultural que es el megalito funerario, y del que se desprenden una red de significados e interpretaciones que trascienden lo religioso o donde lo religioso lo trasciende todo.


miércoles, 27 de octubre de 2010

París: Cementerio Pere Lachaise

Con sorpresa reaccionaron mis queridos compañeros de viaje cuando les trasmití mi deseo de “perder” unas horas de nuestra corta estancia en París para realizar una visita al cementerio Pere Lachaise. Tal vez la propuesta no debiera sorprender tanto hoy en día, tan de moda como se está poniendo el turismo necrológico. Aunque éste es un motivo para mí nada desdeñable, me refiero al turismo necrológico, le sumo a que en mis visitas turísticas siempre procuro realizar alguna “ruta alternativa” o curiosa (aunque “todo está ya inventado”, no nos engañemos). Pero mi antojo estaba justificado, como buen pacense aunque de adopción, por mi deseo de visitar la tumba de Manuel Godoy, antes del traslado de sus restos a su ciudad natal, Badajoz, como es la aspiración de muchos de sus paisanos. Al fin y al cabo, en parte a él le debo haber podido nacer en esa hermosa villa que es Olivenza, y que Godoy incorpora al territorio español en 1801 tras la Guerra de las Naranjas y la firma del Tratado de Badajoz. Pero ésta, la de Manuel Godoy, es otra historia que merece entrada aparte.

Si sorprendente fue la propuesta, sorprendente fue el Pere Lachaise. A nadie deja indiferente: por su monumentalidad, por las celebridades que allí reposan, por la historia que contiene, por los mitos que genera… Un paseo por sus calles invita a la reflexión sobre el misterio de la muerte. La sepultura de Oscar Wilde es de las más rompedoras con el entorno, desde luego no es la más atractiva, aunque llama la atención las inscripciones impresas sobre la blanca piedra, sobre todo los besos de carmín y los corazones, y es que como citaba el ingenioso dramaturgo el misterio del amor es mayor que el misterio de la muerte.

lunes, 25 de octubre de 2010

Santos y Difuntos



Durante los días 1 y 2 de noviembre el mundo católico celebra el Día de todos los Santos, así como el anverso de la misma moneda, la Conmemoración de los Fieles Difuntos, es decir, de aquellos que habiendo muerto, aún no han alcanzado la Visión Beatífica. Sorprende la variedad de tradiciones, costumbres y rituales que han arraigado en las distintas sociedades para dar culto a los muertos o festejar algún día especialmente a ellos dedicado, de lo que se deduce la creencia universal en una vida más allá de la muerte, creencia que se exterioriza en multitud de manifestaciones culturales y artísticas. En estas fechas los cementerios (del griego Koimetérion, dormitorio) se adornan profusamente a base de flores, ofrendas que se han depositado sobre los cadáveres desde el origen de la humanidad (se han encontrado enterramientos de Neandertales cubiertos de flores deliberadamente ordenadas encima de los cadáveres).

Pasear por los cementerios nos produce un cúmulo de extrañas y ambivalentes sensaciones, así como de cierto desasosiego espiritual, ya que nos es inevitable pensar, aunque sea en lo más profundo de nuestra conciencia, sobre nuestro propio sentido de la vida, y realizarnos esas preguntas universales y recurrentes, tal ver porque nunca hallamos respuesta: quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos.

A mí personalmente, a pesar de ese sabor acre, por desabrido y desazonador que me produce pasear por el lugar donde terminan los cuerpos de las personas que nos han precedido, cuerpos con los que se han comunicado y con los que han amado, me gusta visitar y observar los cementerios de los lugares por los que paso, por múltiples motivos: primero, porque según se dice sobre gustos no hay nada escrito, aunque alguno dirá que nada más y nada menos que la Historia del Arte; en efecto muchos cementerios son en sí mismo arte (jardinería, arquitectura, escultura…), algunos declarados patrimonio de la humanidad, y otros contienen monumentos funerarios dignos de contemplar, que siempre nos llevan y elevan más allá de la propia piedra. Segundo porque los cementerios nos hablan sobre las gentes que los construye, así como de su historia (epidemias, guerras, personajes ilustres…). Tercero porque alrededor de ellos se entretejen multitud de leyendas, el otro aspecto de la cultura inmaterial que a nadie nos deja impasible.

Por todos estos motivos, especial mención merece el cementerio Pere Lachaise de París, de visita obligada si viajáis a la capital francesa y que merece otra entrada en este blog. Pero cualquier cementerio, hasta el más cercano a nuestra casa es digno de ser observado, así como de analizar todas las expresiones funerarias que contiene, y por supuesto meditar y sacar nuestras propias conclusiones sobre la sociedad en la que vivimos.

Ilustro esta entrada con imágenes del cementerio más cercano que tengo, el cementerio viejo de Badajoz, llamado de San Juan, que por su antigüedad tiene ya ese aspecto de cementerio romántico que lo hace tan atractivo. Una de las imágenes corresponde a Reinerio Marcos, joven estudiante de Minas, cuya madre mandó construir un panteón bien alto, para poder verlo desde su casa en la calle San Juan.




miércoles, 15 de septiembre de 2010

Lisboa: qué no perderse

Si vamos con niños o queremos disfrutar como un niño y tenemos tiempo, sin ser el mejor del mundo, el oceanario del Pabellón de los Océanos es parada obligatoria, causando gran expectación la nutria marina.


En el barrio de Alfama, donde patearemos sus calles, montaremos en tranvía y nos refrescaremos en un velador de alguno de sus miradores, no podemos perdernos Santa Engracia (panteón nacional donde no encontraremos ni un hueso, sino cenotafios de portugueses ilustres), San Vicente da fora (donde sí reposan algunos miembros de la Casa de Braganza) mereciendo la pena la visita de este monasterio, así como la de la catedral o Se.





















En la Baixa no pude faltar un recorrido desde la plaza del Comercio hasta la de los Restauradores, pasando por la del Rossio y la de Figueira; contemplaremos la estación central del Rossio de estilo neogótico manuelino y por supuesto subiremos al Barrio Alto en el elevador de Santa Justa, donde los encargados del ascensor contarán con parsimonia a las personas que entran en la cabina una y hasta varias veces para asegurarse de no superar el tope permitido, lo que contribuirá a aumentar las colas.


En el Barrio Alto pasaremos por la iglesia del Carmen, testigo del terremoto de 1755, entraremos en la iglesia museo de San Roque y nos asomaremos al mirador de San Pedro de Alcántara. En Estrela visitaremos la basílica y el Palacio de San Bento (sede del parlamento portugués).
























Las largas distancias que hay que recorrer en Belén para ir desde el monasterio de los Jerónimos a la torre de Belén pasando por el Monumento a los Descubrimientos, nos dejarán agotados, pero siempre podremos refrescarnos, si visitamos Lisboa en verano, en alguna de sus playas, de frías aguas pero divertidas por las olas (siempre respetando las banderas, pues pueden ser peligrosas), propicias para a práctica del surf, como las de Caparica, donde llegaremos tras atravesar el puente 25 de abril.












Aunque el encanto de Lisboa sea ese aire decadente y melancólico con sabor a antiguo de casas rotas y ropas tendidas, no le faltan edificios que sorprenden por su modernidad, como la plaza de toros de Campo Pequeño, que aunque de fachada neomudéjar, esconde en sus entrañas bajo la arena un moderno y espléndido centro comercial.



Lisboa, ciudad con vistas II

Muchos son los lugares que encontraremos en Lisboa para contemplarla a vista de pájaro: el teleférico de la expo, San Vicente da fora, los miradouros de Graça y Santa Lucía, el Largo das Portas do Sol, el castillo de San Jorge, el elevador de Santa Justa, el miradouro de San Pedro de Alcántara, el Monumento a los Descubrimientos, el Cristo Rey... y otros tantos que nos brindarán por un precio nada módico, como la cúpula de la basílica de la Estrela. Todos ellos nos ofrecerán magníficas panorámicas de la ciudad. Merece la pena subir al miradouro da Graça por su popular encanto y al elevador de Santa Justa por sus espléndidas vistas; este anacrónico y encantador ascensor nos trasladará en el tiempo a principios del siglo XX.


martes, 14 de septiembre de 2010

Lisboa, ciudad con vistas

Percepciones de Lisboa como éstas son las que quedan grabadas en el imaginario del viajero: la modernidad del Parque de las Naciones, del Puente Vasco de Gama o de la plaza de toros de Campo Pequeño, contrastando con la vetustez de Alfama, que con sus calles tortuosas es la antítesis de la lineal y cuadriculada Baixa; un icono de Lisboa es sin duda su peculiar tranvía, objetivo de la cámara del turista, que por otro lado resulta muy útil para salvar los desniveles de las empinadas calles asentadas sobre las siete colinas que miran al estuario del Tajo; también los elevadores cumplirán bien esa función, como el de Santa Justa que desde la Baixa nos subirá al Barrio Alto y a Estrela; tal vez el barrio más conocido de Lisboa sea Belén con su torre emblema de la ciudad, el monasterio de los Jerónimos y el Monumento a los Descubrimientos; en este barrio haremos parada obligada en Pasteis de Belén cuyo exuberante aroma a canela nos transportará al pasado colonial portugués. De sus gentes nos llevaremos su amabilidad y buena educación, compostura que nunca perderán ni para hacernos ni para negarnos un favor, todo con paciente y metódica parsimonia. Pero Lisboa es, sobre todo, gracias a su orografía y monumentos, una ciudad con vistas: Lisboa nos ofrece múltiples miradouros y elevaciones desde donde poder contemplarla y especialmente encantadora se nos mostrará cuando el sol a su caída la inunda de suave y dorada calidez .

viernes, 13 de agosto de 2010

"Gorriones"


La Asociación Malagueña de Fotógrafos Amateur (A.M.FA.) ha organizado una exposición de fotografías en el Voer Kafé ubicado en el barrio malagueño de Huelin. Las veinticuatro fotografías objeto de la exposición son las seleccionadas por AMFA de entre más de dos mil cuatrocientas presentadas al Concurso de Paisaje, Flora y Fauna, organizado por la mencionada asociación. El alto nivel de los fotógrafos malagueños y de los vinculados a dicha asociación ha debido de ser el motivo de que la mayoría de los premios se hayan quedado “en casa”. Una de las fotografías expuesta, “Gorriones”, es obra mía. La muestro para que la disfrutéis. Espero que os guste. A los organizadores parece que les gustó más tumbada, como podéis apreciar; y es que de ver tantísimas fotografías estarían mareados. No obstante se agradece el trabajo y el esfuerzo realizado por AMFA, en la organización de este y otros concursos, como el de “Foto Solidaria”. ¡Saludos muchachos y adelante!





viernes, 23 de julio de 2010

Juan Fernández Parra: Semblante

Juan Fernández Parra cumplió 90 años el pasado 12 de julio de 2010, aunque en el registro conste como fecha de nacimiento el día 14, retraso en la inscripción que él atribuye a los efectos del alcohol, a los causados en su padre por la celebración del nuevo nacimiento o en el Secretario del Ayuntamiento de Valverde de Leganés, quien era asiduo del pitarra. Si como reza el titular del periódico Hoy en la entrevista que le realizaron el 3 de septiembre de 2007, “80 años no son nada”, ya podemos afirmar que 90 años no son nada, si eso significa que Juan conserva el espíritu joven y optimista del que siempre ha hecho gala y ha trasmitido, de lo que podemos dar fe. En la mencionada entrevista cuenta sus pinitos en el escenario: “Cumpliendo a rajatabla el refrán de 'nunca es tarde si la dicha es buena,' comenzó hace dos años a hacer teatro con el programa organizado por el Área de Mayores del Ayuntamiento de Badajoz. «Siempre tuve la ilusión por el teatro toda mi vida, y hasta ahora no se me ha presentado una oportunidad», comienza Juan a narrar su aventura con el escenario. De galán o de sereno, memorizar los papeles no es un problema para él, a pesar de ser el mayor del grupo. «Los demás son más jóvenes y tardan más en aprenderse los papeles y luego se equivocan. La verdad es que yo le echo mucho trabajo»”. Su culmen con el teatro llega con su obra “Vidas Diferentes”, estrenada en la Institución Ferial de Badajoz (IFEBA) en febrero de 2008, a cargo del grupo de teatro Bretón. También ha escrito un libro autobiográfico, “Esta es mi vida” cuya maquetación y primera edición la realizó su hijo Jerónimo, y que cuenta ya con una segunda edición corregida y aumentada realizada por su hijo Juan. En esta obra hace un repaso de su vida, llena de anécdotas familiares, dramáticas algunas, otras sentimentales, algunas burlonas y llenas de humor; historia de vida que incardina, en los acontecimientos históricos, políticos y sociales de una España que se remonta a Miguel Primo de Rivera, pasando por la proclamación de la República, la Guerra Civil, la postguerra, viviendo en primera persona el bandolerismo del maquis en el Pirineo leridano y el contrabando de café en la frontera portuguesa con Badajoz, pasando por el aperturismo de Fraga a quién conoció en Puebla de Alcocer siendo Ministro de Información y Turismo, quien pretendía un parador en el castillo y con quién coincidió también en Albacete en su visita como Ministro de la Gobernación, así hasta llegar a la democracia que coincidió con su jubilación y su jubileo. Y es que su alma es la de un artista que además disfruta con el baile y desde luego con la pintura. Y es que como dice este otro artículo del periódico Hoy, El arte sienta mejor a los 90: “La Universidad Popular de Badajoz (UPB), lugar por excelencia para aprender toda la vida, echa el cierre estival con una de las actividades más populares que organiza esta institución: la exposición que recoge los trabajos de los alumnos que han asistido este curso a dichos talleres. Entre los participantes hay personas de todas las edades, pero Juan Fernández Parra es el mejor ejemplo de que el arte y la formación no tienen edad. A punto de cumplir 90 años, es el estudiante más mayor de esta Universidad. Por este motivo, ayer durante la inauguración oficial de la muestra, que se podrá visitar hasta el próximo viernes día 21 en el Museo de la Ciudad 'Luis de Morales', recibió un homenaje como reconocimiento a su entereza y buena disposición. Para él acceder al taller de pintura que oferta este organismo académico fue un salvavidas y una segunda oportunidad. Cuenta que cuando enviudó se quedó vacío, y las actividades de la Universidad Popular le han devuelto la ilusión. «Hago gimnasia, teatro, pinto y voy a baile dos días a la semana. Mientras el cuerpo aguante, aquí estaré», dice Juan Fernández. Indica que el secreto para mantenerse tan activo es ponerle ganas. «Las energías las saco de la buena voluntad», destaca tras afirmar que el acto conmemorativo es una gran satisfacción para él”. No podemos cerrar este semblante sin mencionar la dimensión humana y religiosa de este hombre, viajero infatigable por el mundo y por la vida, durante los últimos 90 años.



miércoles, 21 de julio de 2010

Canónigos de Badajoz

El fin primario del Cabildo de Canónigos es ofrecer a Dios, en la Catedral, un culto solemne, representando a la Iglesia en el cumplimiento del precepto de la oración. El Cabildo realiza sus cometidos en comunión y cooperación con el Arzobispo, pastor supremo de la Archidiócesis. El Cabildo organiza el culto de la Catedral, y el Arzobispo preside los actos litúrgicos más solemnes. Cuando el Arzobispo acude a la Catedral para oficiar un acto es recibido a la entrada por el Cabildo. Normalmente, el Arzobispo de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz se dirige andando, en ocasiones acompañado de su Secretario particular, desde el arzobispado, a la Catedral de Badajoz, entrando por la puerta principal, la del Perdón, donde le reciben los Canónigos. En esta ocasión, día lluvioso, realiza D. Santiago García Aracil el trayecto en coche, acompañado por el Delegado de Protocolo, el seglar D. Felipe Benicio Albarrán Vargas-Zúñiga, y por el Deán de la Catedral y Vicario General, D. Sebastián González González, que entran por la puerta del Cordero, próxima al Ayuntamiento de Badajoz y a la estatua del divino Morales que parece mirar el protocolario acto de entrada para posteriormente perpetuarlo en un lienzo. El Arzobispo es recibido por los Canónigos D. Pedro Losada, Maestro de Ceremonias, D. Julián García Franganillo, Defensor del Vínculo y Promotor de Justicia, que le ofrece la cruz y D. Teodoro Agustín López López, Archivero, que le ofrece hisopo.

martes, 20 de julio de 2010

Atrapados por Moraleja en Sanbuenaventura




Atrapados por Moraleja: por sus fiestas de San Buenaventura, por sus gentes, por los amigos. Atrapados por ese paisaje que se abre a sus pies y que es la Sierra de Gata.


Y atrapados en Moraleja entre tranqueras, donde no sabemos muy bien si los encierros son de toros o los encerrados somos nosotros; pero que en cualquier caso nos hacen disfrutar con una pequeña dosis de adrenalina que nos recorre el cuerpo al ver a esos impresionantes y fieros animales tan cerca.



Esperamos ansiosos y expectantes la llegada del toro del aguardiente, a ser posible cerca de una ventana con rejas.














También por las calles y en la plaza portátil que se instala en el centro del pueblo, se sueltan vaquillas, para ser toreadas, recortadas y engañadas por mozos y “pastores”. Éstos hacen un espectacular salto de ángel por encima de la res para regocijo de los presentes que no nos atrevemos a pisar el albero.







Y para quitarnos el ajetreo de la feria nada mejor que ir a alguna de las piscinas naturales de la zona. Hemos optado por las de Acebo, concretamente las de Jevero y Carreciá, al pié del monte Jálama, la cumbre más alta de la Sierra de Gata, con 1.492 m.

La piscina natural de Jevero es la más profunda, lanzándose los jóvenes al agua desde las piedras que utilizan a modo de trampolines naturales.

Las piscinas naturales aprovechan el agua de la Rivera de Acebo o Río de la Cervigona que nace en las faldas del cerro del mismo nombre.














La piscina de Carreciá se cobija bajo el hermoso puente del mismo nombre.


lunes, 19 de julio de 2010

Escapada a Mallorca










Un año más caigo en las redes de esa isla que me atrapa para disfrutarla en todos y con todos los sentidos. Al sosiego de las puestas de sol en la playa de El Arenal se contrapone el bullicio cosmopolita alrededor de tiendas y bares del paseo marítimo.












Un rincón con encanto, más calmado, lo encontramos sólo a dos kilómetros de El Arenal: Cala Brava. Sus aguas limpias de color turquesa no dejan a nadie indiferente.


Las playas de Es Trenc son un paraíso natural. Una pequeña peripecia para chicos y grandes es nadar hasta isla Gavina, recorrerla, y sobre todo dejar correr la imaginación.
















Cualquier parada por la costa este de Mallorca no nos dejará indiferentes. Este año hemos optado por Porto Cristo y Cala Figuera, donde veremos faenar a los pescadores y arreglar sus redes y aperos.































Por la costa oeste de Mallorca nos adentramos por las tortuosas carreteras de la Sierra de la Tramontana y buscando Valdemossa nos encontramos y hacemos parada en la fábrica de vídrio para ver trabajar a los artesanos y llevarnos alguna pieza que nos recuerde ese cúmulo de buenas sensaciones.


Valdemossa y otros pueblos de la Tramontana, cuajados de buganvillas de vivos colores, son un matrimonio perfecto entre medio natural y patrimonio humano. Y desde las alturas de la Sierra asoma la costa recortada. Hacemos parada en Sa Foradada para admirar con sosiego el paisaje que nos embriaga.












Tomaremos la carretera de La Calobra para terminar en el lugar más visitado de Mallorca; por algo será. No es una cala de las mejores para disfrutar del baño, porque su playa no es de arena, pero sí de su paisaje, gracias a las paredes verticales del Torrente Pareis en su unión con el mar en un espectacular entorno. Nos adentramos por el torrente y admiraremos las caprichosas formaciones de las paredes rocosas, nuevamente dejando correr nuestra imaginación…